Brotes verdes

Segundo partido oficial de Flick como entrenador del Barça, segundo partido con victoria y, más importante aún, segundo partido con cosas positivas. Aquí algunas de ellas:

1. Pedri está con ritmo. Está haciendo suyo al equipo y, como dije en mi artículo La luz en la oscuridad, no creo que haya mejor noticia que esa para el Barça.

2. La ventaja competitiva que es poder tener a Jules Koundé de lateral. Aparte de ser muy pegajoso, como bien pudo comprobar Nico Williams (que, como en la semifinal de la Euro, se llevó una secada importante), es un pasador muy preciso y entiende muy bien a Lamine. Como dijo Lillo de Pedro en aquella final de Champions del 2011, «que no se mueva de ahí, por favor».

3. El Barça sigue siendo bastante vertical, pero, al contrario que con Xavi, es una verticalidad bien entendida. El equipo no busca ser vertical a toda costa, sino que se eligen bien los momentos y se ejecuta con mayor sentido. Al menos de momento.

4. Lewandowski haciendo lo que tiene que hacer, marcar goles. Flick le está otorgando en la presión el rol de tapar el pase dentro (al mediocentro) en lugar de ir a por un central, lo que le quita bastante carga, y el equipo, con un pasador desde la primera línea como es Cubarsí, y con los genios de Pedri y Lamine, no le está exigiendo generar ocasiones ni hacer cosas «messiánicas» cuando baja a recibir. Claves Raphinha (que jugó de interior —posición en la que creo que puede ser bastante más útil—) y Ferran (que jugó de extremo izquierdo, aunque se venía mucho a dentro, dejándole el carril entero para Balde) en esto último, atacando la profundidad cada vez que el polaco descendía. Ambos tienen muy buen timing ahí.

5. El Barça está defendiendo mejor los resultados, cosa que antes rara vez hacía bien. Se echaba demasiado atrás y se notaba en el ambiente una enorme incomodidad en esa situación.

La temporada es larga, y en el fútbol, lo que un día parece un avance sólido, al siguiente puede desmoronarse. Sin embargo, se empiezan a vislumbrar algunos brotes verdes que pueden incitar al barcelonismo a la esperanza, aunque, insisto, aún es demasiado pronto.