La luz en la oscuridad

La historia sin Pedri fue muy diferente a la historia con él. Al FC Barcelona, el partido del debut oficial de Hansi Flick como entrenador del equipo se le atragantó, y mucho, hasta que el canario salió al verde. Especialmente en la primera mitad, el equipo tuvo serias dificultades para acceder al espacio entre líneas del conjunto dirigido por Rubén Baraja, que realizó un gran trabajo a nivel defensivo, cerrándose mucho por dentro. Permitieron muy, muy poco, y el Barça no atacó bien (Ferran y Raphinha estuvieron bastante mal, y el equipo se precipitó mucho). Lo más interesante surgió de un Lamine que recibió casi siempre sin apenas ventaja.

Fue mediado el segundo tiempo cuando todo cambió. El Barça, de golpe y porrazo, empezó a dominar más, a perder mejor la pelota y a meter muchos más balones dentro. Y todo gracias a ese bajito canario de solo 21 añitos, que tiene una cara de jugón que no puede con ella. Lo que antes eran defensas posicionales cómodas para el Valencia, de repente, empezaron a serlo bastante menos. Ahora tenían enfrente a un jugador que no perdía el balón, que daba tiempo a los suyos para subir posiciones y que se les colaba justo en el lugar más difícil, donde el Valencia no quería por nada del mundo que se le colasen. Entonces, el Barça pudo juntarlos más veces y darle mejores recepciones a los de fuera, algo que apenas había podido hacer antes. Todo por él, por Pedri. Una luz que apareció para iluminar la oscuridad.

Ojalá las lesiones lo respeten. Su capacidad de pausa, que al mismo tiempo es velocidad, transforma al equipo, haciéndolo infinitamente mejor en todos los aspectos. Ni Nico Williams ni leches, lo mejor es un Pedri sano. Esa sería, sin duda, la mejor noticia para el club. Y es que el fútbol de Pedri, a pesar de su corta edad, lo tiene todo y no le sobra nada.